Fragmento, Poético

por ellos

Cuando no puedas respirar, piensa en ellos. Hazlo solo por ellos. Entonces, por imposible que parezca, lo harás. Porqué lo importante no ha sido nunca tu respirar, sino el de ellos. Así es como el mundo sigue girando. Día tras día. Porqué solo hay una cosa que nos hace a todos iguales. Solo una en esta vida singular. Alguno hasta tiene la suerte de ser padre, que espléndida bendición ¿verdad? Pero todos, absolutamente todos, pasan a ser hijos de alguien. Yo te digo ahora, hijo mío, no lo hagas por ti, ni tan siquiera por mí, hazlo solo por ellos. Y serás capaz de todo.’

Fragmento de ‘Avísame cuando esté muerto’.

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Cita

Si nunca has hecho lo contrario de lo que piensas, lo que una vez criticaste aún ser esclavo de tus palabras, lo que una vez reprochaste como un niño malcriado, amado lo que odiabas, pensado lo impensable, es que, sencillamente, mero aprendiz de la vida, aún no has empezado a vivir como debieras. Vive.

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Poético

tormenta

Muchas veces es solo un impulso. Otras, un fuerte deseo imposible de callar. Aunque la mayoría, es una fuerza incontrolable que nos mueve como muñecos rotos. Hojas movidas por un viento que nace lejos, pero que sopla tan fuerte como si lo hiciera nuestra sombra. Un concierto de Jazz donde los instrumentos no suenan, te golpean. Un sol que no quema, que te deja ciego de todos los sentidos. Desvalido. A merced del destino que, desde ese instante, se apropia de lo acontecido y lo que acontecerá. Todo forma parte de una trama intrínsica donde el protagonista de tu vida has dejado de ser tú, a partir de ahí, el actor principal ya es otra persona. Alguien desconocido, pues no ha sido una elección meditada. Alguien que obtiene más poder que la familia más cercana. La mente se ha nublado de tal forma, que uno aprende a vivir entre nubes de algodones dulces y densos, del color y gusto que la otra persona desee.

Hay quien tiene la habilidad de usar la razón para disiparla, para controlar su fuerza y evitar esa sacudida emocional. Esos insatisfechos que viven la vida solo a medias. Luego, estamos todos los demás. Los que vivimos en una tormenta de rayos que, por mucho que corras, siempre consiguen alcanzarnos. Y lo hacen partiéndote el corazón en dos trozos que con el tiempo nunca vuelven a encajar igual. Este fenómeno, a la par de divertido y doloroso, tiende a causar una adicción creciente que nada consigue silenciar. Nada que no sea rendirse a la evidencia más transcendental. Tu mundo ha pasado a ser el suyo, y el suyo el tuyo. Cuando comprendes esto, suele ser cuando otro rayo ya te ha alcanzado.

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Opinión

semillas

La pérdida de una persona querida no es más doloroso que el hecho de no volverla a recordar jamás. Tu pensamiento le hace respirar. La hace presente, tanto o más que cuando estando a tu lado, jamás le mostraste esos pensamientos tan profundos e internos en los que ahora se entremezclan. Esos silencios que ahora pesan. Esos gestos, discusiones y faltas de cariño que nunca debieran haber sido.

Pensar en ellos ayuda a saber quién eres tú, y sobre todo, ayuda a saber lo que debes hacer para ser dignamente recordado por alguien. Entonces serán sus nostalgias las que te harán revivir más allá de la nada. Entonces, como puro pensamiento abstracto, pasarás a ser la lágrima o la sonrisa de otra persona. De la persona más importante que conociste en vida. De una amada, de un amigo, de un familiar, de un amor frustrado, un compañero de trabajo, o quizá, de alguien con quién tan solo tomaste un café pero que no pudo olvidarte jamás. Quién sabe.

¿Acaso no es ese el concepto de una alma libre e incorpórea? Poder ser un recuerdo, una frase, un hecho, un fracaso, una ilusión… Ser todo y nada. Ser lo que has sembrado en vida. Nada más.

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Poético

silencio

La muerte nos sorprende a veces por la espalda. Deja tras de si, no solo el silencio de una vida, sino el llanto perecedero de los que aún no la conocen. Se le conocen tantas caras como maneras distintas de morir. Tantas, que a pesar que viniera de frente, desafiando nuestra huérfana mirada, no sabriamos de ella hasta que fuera demasiado tarde. Acabamos no siendo más que un último aliento en la sombra. Una sombra sobre otra sombra. Desvanecido de todo lo acontecido, los deseos, el futuro engañoso que parecía nuestro, la immunidad irreal que a veces nos tranfiere nuestro egoísmo más humano, todo ello seccionado de cuajo en un instante.

Tantas vidas se ha cobrado sin descanso. Tanto vivido, quemado en un santiamén. Reducido a tan solo un recuerdo. Un vago pensamiento. Esencia de vida que con el tiempo se acabará perdiendo por completo. La memoria es frágil, y la mente humana, con su alma espiritual vagando, todavía más. Las generaciones olvidan otras generaciones. Unas que cometieron los mismos errores en el pasado. Unas que, aunque no lo veamos, se superarán con creces. Solo hay algo seguro que no podrán erradicar. No serán las campanas que redoblan, sino el eterno silencio y los llantos que lo acunan.

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Poético

Apreciada luna que guía mis pasos en las noches más oscuras, frías y sórdidas, de una vida que a menudo se aprecia caprichosa. El deshoje de un trébol colmado de hojas, que como alas del propio fénix, se las apañan para volver a renacer eternamente.

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Poético

mar de recuerdos

El tiempo se escurre entre nuestros dedos como arena de playa húmeda. Aunque creemos retenerlo, solo nos queda la sensación empapada de un presente que ya no está ahí. Es ya tan solo un recuerdo. Y aunque el pasado no vuelve, las pocas veces que lo hace, regresa en forma de reproche, lamento o melancolía traicionera. Tiempos vividos que en el pasado deben quedar. Recuerdos que nos conforman como somos ante el futuro incierto que se esconde tras todas aquellas olas que se acercan. Cada cual más grande. Cada cual con más fuerza.

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Cita

Todos tenemos un personaje dentro. Algunos, incluso infinidad de ellos. La virtud de un buen escritor es saber acabar con él. En público. Ante todos sus fervientes lectores. Esos que ansían ver el cómo, el porqué, quién fue y quiso ser, a quien amaba y odiaba, y la parte más importante, quién fue su verdugo. Cuando el lector satisface todas sus preguntas más morbosas, ya no hay lector.

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